Los conciertos para violín de Mozart
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Escribió Miguel de Cervantes en su obra: “La libertad Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; a ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra se puede y debe aventurar la vida”.
Y Henry David Thoreau escribió: “La desobediencia es el verdadero fundamento de la libertad. Los obedientes deben ser esclavos”.
Hemos citado estas frases en relación a la vida de Mozart y en específico a la época en que escribió sus conciertos para violín, cuando contaba con 19 años de edad y se desempeñaba como primer violinista en la Orquesta de la Corte al servicio del príncipe-arzobispo Colloredo. Recordando que el ambiente musical de esta época del clasicismo, exigía a gran parte de la servidumbre una habilidad musical para ejecutar instrumentos y poder amenizar las veladas y los viajes de la Corte.
Mozart odiaba esa condición servil y buscó con gran anhelo la libertad, el no sentirse atrapado en Salzburgo al yugo de las ordenes intransigentes de un arzobispo cuyo único mérito era su posición social. Mozart decide escribir sus conciertos para ejecutarlos él mismo, realizar un viaje en busca de esa libertad, y así poder aspirar a ser intérprete o director de otra Corte fuera de las limitaciones musicales de Salzburgo.
Los cinco conciertos para violín de Mozart fueron escritos en un tiempo record y se evidencia en ellos el dominio de éste género como instrumento idóneo para desarrollar sus ideas compositivas galantes al máximo de su talento. Cabe mencionar el mérito de su padre Leopold Mozart quien fue quien enseño a Wolfgang desde pequeño la técnica basada en su propio método que tuvo vigencia de 100 años para ejecutar el violín.
Sin querer hacer un juicio errado sobre si Mozart realmente encontró o no la libertad en el transcurso de su vida, solo podemos estar seguros que al escuchar atentamente sus conciertos para violín y su música en general, podemos deducir que la libertad por lo menos interna siempre la tuvo, solo así podemos percibir en cada sonido, en cada fraseo y en cada estructura la belleza misma que nos lleva a nosotros mismos a alcanzarla.