El Violín y sus partes.
LAS PARTES DEL VIOLÍN.
Las piezas de un violín deben de funcionar correctamente en conjunto; en caso de que una falte o no esté en condiciones óptimas, el desempeño de tu instrumento se verá afectado.
A continuación se enlistan las principales partes que conforman el instrumento y sus funciones específicas:
EL BRAZO Y LA CABEZA.
El brazo y la cabeza se obtienen de una sola pieza de madera, normalmente de arce. El brazo se fija por medio de un ensamble y pegamento al bloque superior y a la nuez del fondo. Las medidas del brazo, su inclinación y curvatura son fundamentales para el sonido del violín y para la comodidad del músico.
Sobre el brazo se pega el diapasón, que normalmente esta hecho de ébano, una madera muy resistente al desgaste provocado por los dedos y las cuerdas. En el extremo superior del diapasón, se ubica la cejilla superior, que se hace también con ébano o con hueso, y tiene cuatro ranuras donde se colocan las cuerdas. La función de la cejilla es mantener la altura correcta de las cuerdas sobre el diapasón y fijar la distancia entre ellas.
En la cabeza se ubica, además de la tradicional escultura llamada voluta o caracol, el clavijero, que está conformado por las paredes donde se colocan las clavijas y el espacio que queda entre éstas para enrollar las cuerdas.
CAJA ARMÓNICA O CUERPO DEL INSTRUMENTO.
Tradicionalmente, el fondo se esculpe en arce; puede hacerse con una sola pieza o con dos piezas ensambladas.
En su cara exterior se esculpe la bóveda, y su cara interna se cava hasta darle los espesores necesarios para obtener una buena vibración. De los espesores y la forma de la bóveda dependerá, en buena medida, el sonido del instrumento.
Las fajas o costillas son entre cuatro y seis piezas, las cuales, casi siempre, se obtienen del mismo trozo de madera que se usó para hacer el fondo. Son tan delgadas que, aún en el chelo, no superan los 2 mm de espesor. Las fajas o costillas se moldean por medio de calor, para darles la curvatura precisa que delineará la silueta del instrumento. Después, se unen entre ellas, pegándolas a los bloques.
Los bloques son seis y están ubicados en el interior del instrumento. Generalmente se hacen con madera de abeto o sauce. Sirven para mantener unidas las partes principales del cuerpo o caja del instrumento, tales como las fajas, la tapa y el fondo.
En el bloque superior se ensambla el brazo y en el bloque inferior se fija el botón.
Las contra-fajas se hacen con el mismo material que los bloques. Se pegan dos en cada faja, en el interior del instrumento, para darles mayor rigidez. Además, proporcionan una mayor superficie para pegar el fondo y la tapa a las fajas.
La tapa se construye, normalmente, con dos pedazos de abeto ensamblados. Para hacerla, se procede de manera similar que con el fondo, en su cara exterior se esculpe la bóveda y la interior es cavada para darle los espesores ideales. En la tapa están caladas las efes, las cuales propician una mejor vibración de ésta y liberan el sonido del interior de la caja. La tapa es de suma importancia, porque es la parte más resonante del instrumento.
La barra armónica se hace con un pedazo de abeto, trabajado de manera que ajuste perfectamente cuando se pegue al interior de la tapa. Es una especie de viga que va a lo largo de la tapa, pasando por debajo del pie izquierdo del puente. La barra armónica soporta la presión ejercida por las cuerdas sobre la tapa y distribuye las vibraciones en ésta.
El alma o puntal se ubica en el interior de la caja, casi debajo del pie derecho del puente. Es un cilindro de madera de abeto que va colocado, como si fuera en columna, entre el fondo y la tapa. Sus funciones principales son dar soporte a la tapa y transmitir las vibraciones de las cuerdas desde la tapa hasta el fondo. El alma no va pegada, se fija sólo con la presión que ejercen sobre ella la tapa y el fondo, lo que permite cambiar su posición para modificar algunas de las características sonoras del instrumento.
En el exterior de la tapa y el fondo, siguiendo el contorno del instrumento, están los filetes, los cuales están hechos con tres tiras de madera o fibras de celulosa muy delgadas. Normalmente son dos tiras negras con una blanca colocada entre ellas, las cuales se pegan entre sí como un emparedado y se incrustan en un canal de aproximadamente 1 mm de profundidad.
Aunque parecen solo una decoración, los filetes cumplen una función similar a la de una correa colocada casi al borde del instrumento, la cual mantiene unidas las fibras de la tapa y el fondo para evitar rajaduras.
La cejilla inferior está hecha con ébano y va incrustada en el borde inferior de la tapa. Se encarga de soportar la presión que ejerce el tira-cordal.
El puente está hecho con una madera de arce particularmente dura. Sus pies se ajustan perfectamente a la bóveda de la tapa y se mantiene fijo en su posición gracias a la presión que las cuerdas ejercen sobre él. Es una pieza muy importante, pues se encarga de transmitir directamente las vibraciones de las cuerdas a la tapa del instrumento. Junto con la cejilla superior, mantiene la altura correcta de las cuerdas sobre el diapasón y la separación entre ellas.
Las cuerdas son determinantes para definir el sonido del instrumento. Pueden ser de tripa, metal o nylon. Cada uno de estos materiales da características diferentes a las cuerdas en cuanto a la brillantez y potencia del sonido que producen, y a su durabilidad. Existen muchas marcas en el mercado que ofrecen una gran variedad de cuerdas con diferentes características y tensiones.
Las cuerdas se enrollan en las clavijas para afinar el instrumento. Generalmente, las clavijas se hacen con maderas tropicales duras, como el ébano o el palosanto, aunque también pueden construirse con una madera clara y más suave que se llama boj.
El cordal sirve para anclar las cuerdas del instrumento y puede estar hecho con la misma madera que las clavijas, la barbada y el botón, o bien, puede ser de aluminio o de algún tipo de resina sintética. Algunos cordales tienen integrados pequeños microafinadores para cada una de las cuerdas. Estos afinadores también se venden por separado, de manera que es posible instalarlos en los cordales que no los incluyen.
El cordal se sujeta al instrumento con el tira-cordal, que puede estar hecho de tripa, de metal o de materiales sintéticos. Éste a su vez, se fija al botón del violín. Finalmente, el botón se fija en un agujero centrado en el bloque inferior del instrumento.
Para dar el acabado al cuerpo y la cabeza del instrumento, se recubren con un barniz que sirve para proteger la madera contra agentes externos, tales como el sudor del músico, la humedad, la brea, etc.
La barbada ayuda al músico a mantener el instrumento en la posición correcta con comodidad. Además, disminuye el desgaste del barniz, porque evita el contacto directo del mentón con el instrumento. Generalmente, está hecha de madera y tiene un sistema mecánico muy simple para fijarla al instrumento. Aunque existen muchos modelos de barbadas cómodas, hay músicos que prefieren tocar sin ella, sustituyéndola con un paño que colocan entre el mentón y el violín.
