Violinistas: Nathan Milstein
Nathan Milstein
“El punto de inflexión en la carrera de Milstein se produjo cuando León Trotsky le concedió permiso para salir del país hacia Europa con la misión de “mostrarle al mundo cuanto nos importa el arte”. Poco sabía Milstein que dejaría Rusia para siempre ya que jamás regresaría. Nathan Milstein era llamado el príncipe del violín (y a la vez el príncipe del arco) Él pudo haber sido perfectamente el violinista casi más perfecto de su época”.
El virtuoso violinista Nathan Mironovich MIlstein nació en Odessa, Ucrania ciudad del mar negro un 31 de diciembre de 1903. Siendo el cuarto niño de siete hermanos, en una familia judía de clase media que no tenían relación con la música, sin embargo a decisión de su propia madre, se vio obligado a tomar clases de violín debido al mal comportamiento de un niño demasiado travieso e iracundo. Comenzó con sus lecciones de violín particulares a los siete años de edad y al notarse su excelente desempeño, para los 11 años ingresó al Conservatorio de San Petersburgo bajo la tutela del gran maestro Leopold Auer.
En sus memorias Milstein nos cuenta: “Había un ambiente de competitividad que provocaba el deseo de cada niño de tocar mejor que el otro, y para mí la dicha de estudiar con el maestro Auer, quien era un hombre muy talentoso y un buen maestro. Yo solía ir al Conservatorio dos veces por semana para las clases, toque cada lección con 40 o 50 personas sentadas escuchando y valorando. Dos pianos en el salón de clases y un pianista que nos acompañaba. Cuando Auer estaba enfermo, yo acudía a su casa para no perder la lección.
En al año de 1917 el maestro Leopold Auer se fue a Noruega y algunos estudiantes lo siguieron, pero Nathan no estaba entre ellos, aunque ya había alcanzado cierto nivel que facilitó que unos años después tratara de ganarse la vida como violinista en Odessa. En 1921 fue a Kiev donde se reunió con el gran pianista Vladimir Horowitz, con quien empezó a tocar conciertos y realizar giras. En uno de estos conciertos en Kiev un gestor describió su impresión sobre Nathan Milstein: “Cuando lo vi por primera vez me pareció desaliñado; llevaba un abrigo prestado con una especie de cuello tipo dama y tenía las manos envueltas en unos trapos, parecía extrañamente fuera de lugar en comparación con su elegante compañero Horowitz, pero al escucharlo tocar ya no importaba en nada esa apariencia ya que entre ellos había una unión musical extraordinaria.
En el verano del año 1926 mientras se encontraba en Paris, Milstein buscó al llamado Zar del violín Eugene Ysaÿe para recibir de él algunas lecciones, pero éste le dijo: “Usted toca bien a Paganini, también a Bach; ¿Qué más quiere?” No obstante, Milstein pasó unos meses con él aprendiendo quizá interpretación y mucho de la inspiración de Ysaye para tocar. Después se fue de Paris y llegó a Estados Unidos donde interpretó el primer Concierto de Goldmark con la Orquesta de Filadelfia bajo la dirección de Stokowski, fue su debut en 1928.
En la década de 1930, por lo general ya fuera su «superlativa habilidad técnica» o la «belleza pura de su sonido» que le hicieron ganar la mayoría de alabanzas, y para la siguiente década comenzó a ser aclamado como uno de los pocos elegidos que tienen gran interpretación profunda y virtuosismo deslumbrante. Un reconocido Crítico señaló: Escuchar a Nathan Milstein es escuchar a un músico versado en el aspecto artístico y musical, un poeta de los sonidos con los pies bien plantados en la tierra pero que a la vez se eleva espiritualmente hacia las nubes.
Milstein obtuvo la ciudadanía estadounidense en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, aunque después estuvo viviendo en Paris y Londres alternadamente. También enseñó de forma particular en la Julliard School y el Conservatorio de Zurich en sus últimos años. Dijo con respecto a la enseñanza: “Trato de imponerles mi forma, no enseñarles a tocar, ni siquiera, sino ayudarles a pensar, a resolver”
Terminada la Segunda Guerra Mundial, se restablecieron sus giras de conciertos en los centros principales de música europea, donde fue recibido con casa llena y aclamado como una de las más grandes figuras musicales del mundo.
Después de tener varios violines distintos desde sus inicios, Milstein finalmente en 1945 adquirió el violín Stradivarius Goldman de 1716, que utilizó por el resto de su vida. Lo rebautizó como “María Teresa” en honor a su hija María y su esposa Teresa.
Es un hecho poco conocido que la carrera de Milstein es la más extensa en la historia de la interpretación violinística, fueron 72 años desde su debut oficial a los 12 años tocando el Concierto de Glazunov, con el mismo compositor dirigiendo la orquesta en 1915, hasta su último concierto en 1987 tocando el Concierto para Violín de Ludwig Van Beethoven con la filarmónica de Nueva York, dirigida por Erich Leindsford. Su éxito fue reconocido en todo el mundo especialmente en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En su último concierto, el violinista se rompió el brazo, situación que originó una lesión permanente que detuvo su carrera abruptamente, siendo una lástima considerando que todavía podía haber tocado otros años más. Milstein murió a diez días de cumplir 89 años el 21 de diciembre de 1992 en Londres Ingalterra.
Sin embargo con todo y esa carrera exitosa y ese virtuosismo natural, su nombre es raramente mencionado o conocido entre el público oyente en la actualidad. Lo cual es muy triste considerando la estima y admiración que tenían y tienen los violinistas profesionales y grandes músicos que lo conocieron. Esta situación puede explicarse muy fácilmente: Milstein nunca fue un músico comercial, que se dedicara a vender, muy por el contrario, rehusaba a la celebridad y no era muy afecto a la publicidad.
Documental Primera Parte: Nathan Milstein El Maestro de la Inventiva
Documental Segunda Parte: Nathan Milstein El Maestro de la Inventiva